Una de las limitantes económicas al comercializar nuestros productos en el casco urbano del municipio son los precarios precios que nos ofrece el comprador, quien actúa como intermediario entre productores y consumidores, quedándose con la mayor parte de la ganancia del producto. Es por esto que la mayoría de ocasiones al recibir el pago de los productos no se alcanzan a cubrir los gastos de producción, como son jornales desde la preparación del terreno hasta el proceso de recolección y los gastos de comercialización como el transporte que puede ser desde la carga a lomo de mula hasta el transporte de carga por carretera desde la vereda o corregimiento hasta el pueblo. Por ésto es cada vez más necesario la identificación de nuestras capacidades productivas de la Finca donde habitamos, la Vereda, el Corregimiento y el Municipio; capacidades que incluso ya conocemos pero que nos ha faltado proyección comunitaria para potenciar, por la falta de confianza en los recursos que poseemos.