5.3.1. El suelo como organismo vivo

Creando una compleja red de interacciones que hacen del suelo un organismo vivo en permanente proceso de cambio e interdependencia: los organismos del suelo crean y mantienen su propio micro ambiente, asegurando con ellos su sobreviviencia. Sin sus organismos, el suelo perderá gradualmente el equilibrio hasta convertirse en un sustrato de roca meteorizada.

Sobre la superficie del suelo abundan los microorganismos aeróbicos, allí los contenidos de O2 (oxigeno) son altos y provienen de la atmosféra por la producción de las plantas verdes, pero también por los microorganismos fotosintéticos que habitan en el suelo. Son fundamentales en la aireación del suelo la actividad macroorganismos como hormigas, chizas, lombrices, entre muchos otros, porque perforan galerías facilitando la circulación de agua y aire.

Es importantísimo la acción de las raíces de las plantas que al descomponerse dejan espacios libres para el mismo fin; la descomposición de la materia orgánica origina estabilidad en la estructura del suelo al hacerlo granuloso lo que permite mayor porosidad. La perdida de balances atmosféricos en el suelo altera sensiblemente a las población de organismo aeróbicos; debe evitarse por tanto la compactación y las un inundaciones así como también estimular el desarrollo de que microorganismos fotosintéticos. La porosidad determina la circulación de agua para mantener niveles adecuados para la vida del suelo; la materia orgánica almacena contenidos de humedad regulando su disponibilidad.

Al ser materia orgánica el sustrato del cual la mayoría de microorganismos obtienen la energía para cumplir con sus funciones, debe estar constituida por los diversos materiales requeridos para la nutrición equilibrada de las poblaciones del suelo y esta diversidad es quien determina la diversidad de poblaciones microbianas.