Objetivos

17. 09. 05
posted by: Super User
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OBJETIVOS

Organización local: Las organizaciones comunitarias locales garantizan la movilización social y la articulación a procesos de red en torno a sus planes, programas y proyectos.

Soberanía y suficiencia alimentaria: Las familias y comunidades tienen una alimentación segura en cuanto a la calidad y cantidad y podrán decidir con autonomía sobre ella.

Fortalecimiento interno: Se ha generado las condiciones para conducir a CIER, en su acción y en su desarrollo estratégico institucional y relacional.

Aumento de sentido de pertenencia y la identidad en la institución y en las localidades: Se acentúa y reconoce el valor de la pertenencia y la identidad como fuerzas impulsoras del desarrollo humano, armónico y sostenible. Mayor conciencia sociopolítica en la institución y en las localidades. Se reconoce el valor del ser humano como ser social y actor político capaz de satisfacer sus necesidades y decidir sobre su futuro, tanto en la Institución como en las comunidades locales.

Promover la valoración y uso de las ciencias en las comunidades locales: Construir en las localidades una relación intensa de educación y desarrollo.

CONSTRUIR LA PLANEACIÓN Y GESTIÓN PARTICIPATIVA DEL DESARROLLO EN LAS LOCALIDADES.

Esta estrategia política se expresa en cada localidad en procesos y acciones de construcción de la democracia y la participación que hagan posible poner en juego cada adquisición y cada aprendizaje en la vida cotidiana de la comunidad. Como lo expresan los creadores del SAT de la Fundación para la Enseñanza y la Aplicación de la Ciencia-FUNDAEC- “La interacción entre los estudiantes y entre estos y la comunidad desencadena todo un mundo de relaciones afectivas, intelectuales, de cooperación y de compromiso. Este sentido de pertenencia a un grupo con ideales y metas comunes a muchos les devuelve la confianza en sí mismos y les muestra las posibilidades de futuro”, (FUNDAEC, 1995). El desarrollo social en los centros urbanos marginales se basa en lo fundamental en la venta de trabajo a través de relaciones laborales determinadas por la relación capitalista tradicional. Sin embargo, en la mayoría de los países pobres esta fuerza impulsora del desarrollo social ya se agotó.

En efecto, los intensos procesos de metropolización de esos países van haciendo cada vez más difícil que las ciudades puedan seguir alojando de manera digna las intensas migraciones del campo a la ciudad, provocadas en el caso de nuestro país y en el de la mayoría de los países de América Latina, por causas como las siguientes entre otras muchas: La no solución del problema agrario y la excesiva concentración de la propiedad rural. La pauperización de la base de recursos causada a su vez por la sobreexplotación de esa base de recursos, lo que ha determinado la disminución del rendimiento del trabajo rural. La intensificación del conflicto social generado por la inequidad, la corrupción y el desbordante proceso de ilegitimación del estado que estos han determinado.

La carencia de una educación para lo rural y otras poblaciones vulnerables, con la pertinencia, la pertenencia, la financiación, la flexibilidad y la autonomía necesarias para desencadenar procesos de cambio cultural que impacten positivamente la superestructura (códigos, valores, normatividad, sistemas simbólicos); la estructura (las instituciones y los procesos organizacionales) y la infraestructura o soporte natural y construido del funcionamiento de esas sociedades. (ZULETA, 1996).

CONSTRUIR EL DESARROLLO CIENTÍFICO-TÉCNICO EN LAS LOCALIDADES

En los escenarios rurales y urbano-marginales es más urgente el desarrollo a plenitud de la relación aprendizaje-investigación-producción-aprendizaje. En todas las localidades se requiere la construcción de capacidades para generar, validar, ajustar, adaptar y adoptar tecnología; pues el desarrollo científico-técnico para los escenarios de economía campesina y urbano marginal tiene escalas, ritmos, contenidos y propósitos muy diferentes a los del desarrollo científico-técnico que requieren la agricultura comercial, la gran agroindustria y la industria. En efecto, la producción campesina se realiza en predios pequeños de gran especificad ambiental y agroecológica en las que, o es de alto riesgo o es imposible operar las adecuaciones y homogenizaciones ambientales que se realizan en la gran empresa comercial, pues aunque en ésta el riesgo y daño ambiental son altos, su economía no los tiene en cuenta.

En los predios pequeños, por el contrario, dichas adecuaciones y homogenizaciones ambientales exigen grandes demandas de materia y energía que no solo imponen riesgos ambientales sino que rebasan las capacidades financieras de los/as productores/as y aumentan de manera innecesaria y excesiva su dependencia de la tecnología producida centralizadamente, en instituciones sociales estatales y empresariales definitivamente poco sensibles o poco interesadas en sus problemas. La generación y demás procesos de gestión tecnológica deben comprometer la participación intensa de los/as pequeños/as productores/as y la institucionalidad que los haga posibles tiene que pensarse, organizarse y operarse desde las localidades. La única manera de hacerlo en los escenarios veredales y urbano-marginales será generar y organizar este compromiso a partir de la intervención educativa local. Las formas concretas de hacerlo son la práctica de la investigación científico-técnica local y el diálogo intenso de saberes, lo cual requiere no solo el rescate sino la revalorización, sistematización, escritura y divulgación de esos saberes locales y de los modelos de producción y manejo de la naturaleza que los mismos han inspirado.

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