Existen unidades de organización comunitaria reconocidas por la ley que proponen formas particulares de asumir el trabajo campesino. Así se observa en figuras como las Zonas de Reservas Campesinas, los Distritos Agrarios y las Reservas Naturales De La Sociedad Civil, unidades participativas que siguen un modelo basado en el respeto por el entorno, la economía solidaria y la conservación de los elementos naturales. Conocer las características de estas formas específicas de planeación y sus beneficios es interesante porque pueden servir como referentes para pensar procesos de organización locales.

ZONAS DE RESERVAS CAMPESINAS.

Las Zonas de Reserva Campesinas son una figura legal creada según el artículo 80 de la Ley 160 de 1994 y el Acuerdo 024 de 1996. Son áreas geográficas destinadas a fortalecer el proceso de organización campesina que tienen en cuenta las características ambientales, agroecológicas y socioeconómicas regionales para el ordenamiento territorial, social y cultural de la propiedad. Esta figura permite la estabilización y consolidación de la economía campesina.

Es importante destacar que esta figura es un mecanismo encaminado a eliminar y prevenir la inequitativa concentración de la propiedad o su fraccionamiento antieconómico, y regular la ocupación y aprovechamiento de las tierras baldías de la nación, dando preferencia en su judicación a los campesinos de escasos recursos.

En Colombia existen seis reservas: Calamares en el departamento de Guaviare, Pato-Balsillas en Caquetá, Perla Amazónica en el Putumayo. Están además Cabrera en el departamento de Cundinamarca, la reserva campesina del Sur de Bolívar y Valle del Río Cimitarra. A estas se suman otras que se encuentran en proceso de conformación.

En estas zonas los campesinos se configuran como verdaderos actores del desarrollo, participando en instancias locales de planificación y gestión permitiendo la articulación de la economía campesina a los mercados internos y externos en condiciones justas y equitativas.