En su condición líquida, el agua ocupa cerca del 75% de la superficie total de la tierra y, en su estado gaseoso, el 4% en forma de nubes. Algo más del 2% se encuentra en forma sólida en los polos y en las cumbres montañosas. Tres cuartas partes del planeta son ocupadas por agua salada y solo una pequeña parte, el 3%, en agua dulce, que circula sobre los continentes en forma de Paramos, glaciares, arroyos, quebradas, ríos, embalses y demás depósitos. De ahí la importancia de este bien natural agotable, dado el incremento de su consumo en diferentes actividades que van desde el sustento, base de la alimentación humana y la agricultura, hasta las extractivas y, a veces contaminantes como la minería y la industria. Esta situación exige tomar conciencia de su preservación y buen manejo.
El agua sigue, el agua pasa, el agua vuelve, el agua fluye, construye y se distribuye. Acaricia el cuerpo y llega al puerto, revitaliza y relaja el alma plasma la calma.
Irriga el cultivo, da pan al pueblo y aunque lo intentemos no la detendremos. Tiene fuerza propia y diferentes formas, no nos pertenece le pertenecemos. ¡Sí! ¡Lo sabemos!.
Autor: Willian H. González G.